Para muchos es seguramente un recuerdo de infancia y apuesto que, de vez en cuando, tenéis la tentación de volver a comprarlos y comeros dos sin que vuestra madre os regañe. Pues bien, si os digo que los podéis hacer en casa y que el tamaño depende de vosotros, creo que ya estáis tardando en ir a comprar unos buenos fresones.
¿Qué necesitamos?
- 500 g de fresas
- 250 g de queso crema (tipo Philadelphia)
- 100 g de nata de montar
- 150 g de azúcar
- 2 cucharaditas de cuajada en polvo
¿Cómo lo hacemos?
- En primer lugar, lavamos las fresas y les quitamos el rabito. Las trituramos bien con la batidora hasta obtener un puré de fresas.
- En un vasito ponemos un poco del puré de fresas y disolvemos la cuajada. Reservamos.
- Ponemos el resto del puré de fresas en un cazo y lo calentamos hasta que hierva.
- Lo retiramos del fuego, añadimos la parte del puré donde habíamos disuelto la cuajada y lo removemos bien.
- Lo ponemos de nuevo al fuego, unos dos minutos sin dejar de remover. (CUIDADO en este paso ya que si ponéis muy fuerte el fuego puede salpicaros el puré de fresas y quemaros. Os aseguro que el maldito es peor que el agua porque, al ser más denso, se te pega con ganas).
- Dejamos templar el puré un poquito y añadimos el resto de ingredientes (azúcar, queso y nata).
- Batimos todo bien con la batidora y vemos que ya habrá adquirido un bonito color de petit suisse.
- Solo nos queda verterlo en los vasitos que queramos servirlo y lo dejamos en la nevera toda la noche.
Consejos:
– Nosotros utilizamos vasos de chupito, quedan muy bien y es una medida perfecta ya que tenemos que admitir que se trata de un postre consistente (ahora entiendo porque las madres no nos dejaban comer muchos…:-P). También podéis usar los vasos de cristal de yogures o cualquier vasito que tengáis.
– No puedo deciros a ciencia cierta cuánto tiempo nos pueden durar en la nevera pero con los ingredientes que lleva calculo que una semana aguantan sin problema.
Hummmmm voy a hacerlos !!!! 🙂